La salutatio

La salutatio consiste en el saludo que deben hacer los clientes a sus patronos al amanecer. Esta costumbre es heredada de la República, perviviendo durante la época Imperial. Su práctica denota una gran subordinación y dependencia por parte del cliente. Éste debe de estar en casa del patrono cuando haya amanecido. La tradición lo suele justificar porque el patrono debe de ir al foro a continuación, y los clientes deben de seguir luego con sus quehaceres.

Estos deben  pasar por tres escenarios sucesivos: primero por la entrada, el área de acceso; luego por el atrio, lugar de espera; y, por último, el área de recepción, donde se realiza el saludo. Pero antes, deben de hacer cola en la acera para poder llevar a cabo esta costumbre. En las colas, como nos dice Juvenal, había conflictos por ser los primeros, ya sea por el orden de llegada, por la clase social o por la fortuna:

“Dale primero al pretor y luego al tribuno”. Pero el primero en llegar ha sido el liberto. “Yo estoy el primero-dice-. ¿Por qué voy a dudar en defender mi puesto […]? Yo soy más rico que los Palantes y los Licinios”. Que esperen pues los tribunos y que pasen primero los ricos”. Juv. 1,101-103 y 108-110 (trad. de J. Guillén)

[Fernández Vega, P.A. (1999): La casa romana, editorial Akal, Madrid, pág. 139, párrafo 2]

No se trata de una anécdota, sino que se refleja una diferenciación de clases, donde se impone la jerarquía social. Además, en el vestíbulo se clasificaban aquellos que debían saludar, aquellos debían ser saludados y, por último, los que ni siquiera tenían el derecho de saludar a su patrono. A finales del siglo II a.C., con el crecimiento de las clientelas, hay una necesidad de un sistema de clasificación. Hay una separación entre amici y turba. En principio pueden pertenecer a cualquier clase social, pero en realidad dentro de los amici estaban los más poderosos y ricos. Con estos, el saludo será con mayor intimidad y privacidad que con la turba. Incluso dentro de los amici, el grado de privacidad variaba.

Antes de acceder al interior, aparece el patrono, junto a dos esclavos. Un esclavo va llamando uno a uno a los clientes, mientras el otro va repartiendo las raciones. Mientras tanto, el patrono vigila que ninguno se haga pasar por alguien que no es e intente llevarse su ración.

Otra norma a tener en cuenta es el uso de la toga por los clientes. Con esto reconocen al superior y tributan los honores. Mediante la toga se podía identificar el tipo de ciudadano, debido tanto a la calidad del tejido como a los distintivos de rango social que lleva en la ropa.

3570187634_5912cd5b8d
Ilustración que representa la salutatio. Fuente en: http://bit.ly/2eLVcNf

No debemos de olvidarnos que todas estas redes de clientelas se deben a una serie de intereses. Buscaban un apoyo mutuo. El cliente prestaba unos servicios y un apoyo electoral, contribuyendo a la imagen pública de poder personal del patrono y, a cambio, el patrono le aportaba influencias, asistencia judicial, apoyo financiero y dinero o comida en los saludos. Es cierto que en la época Imperial, estos apoyos electorales no tuvieron la misma vigencia que anteriormente pudo tener, pero pudo ser decisiva en la concesión de cargos de la administración; en el mecenazgo cultural; y en el mantenimiento de este Imperio a través de estas aristocracias provinciales sumidas en el entramado clientelar.

En cuanto a lo que es el saludo en sí, no hay muchos datos. Muchas veces requerían de privacidad por lo que no hay muchas referencias literarias sobre eso. Aunque en fragmentos de Terencio, se pueden detectar una serie de fórmulas de saludo a través de una entrega fiel y reconocimiento al patrono a principios del siglo II a.C. En época imperial parece ser que en el saludo implicaba un intercambio de besos. Inlcuso, en Marcial, podemos ver como se queda un día sin cobrar su espórtula (recompensa monetaria o en especie) por no llamar dominus a su patrono.

img_1072_-_perugia_-_museo_archeologico_-_urna_etrusca_con_salutatio_-_7_ago_2006_-_foto_g-_dallorto
Urna etrusca donde aparece el acto de la salutatio. Fuente en: http://bit.ly/2ekXWmh

Bibliografía:

Fernández Vega, P.A. (1999): La casa romana, editorial Akal, Madrid, pág. 136-144

¿Quiénes vivían en estas casas?

index
Pater familias. Fuente en: http://bit.ly/2ecQZDy

Estas casas estaban ocupadas por familias romanas, pero el término familia no está integrado solo por las personas que tienen vínculos de sangre (cónyuges e hijos), sino que también incluyen a aquellos que mantienen una relación de dependencia con el pater familias (el padre de familia), es decir, los esclavos, libertos y clientes, si es que se los puede permitir. Era una sociedad patriarcal típica de la Antigüedad, donde el pater familias trabaja para sustentar a la familia y tomaba las armas en caso de guerra. Alrededor de este giraba toda la familia, era el dueño legal del hogar y de todos sus miembros. Era la máxima autoridad dentro de la familia ya que disponía de la Patria Potestad.

toga-mujer
Esposa romana. Fuente en: http://bit.ly/2ecQZDy

En cuanto a la esposa romana, hay que decir que tiene más libertad que la ateniense clásica y que durante épocas posteriores. Como hemos dicho, dentro de este sistema patriarcal, el hombre tiene un papel preponderante, la sociedad quería hijos para poder luchar en las guerras y cultivar las tierras. Se dejaba a la mujer en un segundo plano. Las más pobres se encargaban de lavar la ropa, limpiar y hacer la comida, mientras que las ricas se encargaban de supervisar a los esclavos. Debían de encargarse de la educación de los hijos y, si el marido se ausentaba, su palabra se convertía en ley para los esclavos y clientes. Además, tenían libertad para salir de casa para hacer compras, visitar a sus amigas, asistir a espectáculos públicos, a las termas o los templos. Aunque en un principio se hallaba bajo la autoridad casi completa del marido, esta situación se fue equilibrando a finales de la República.

 

images
Hijos romanos. Fuente en: http://bit.ly/2ecQZDy

Por otro lado, nos encontramos con los hijos. Estos estaban bajo la tutela del padre hasta que no formasen su propia familia, aunque debían de guardarle respeto y obediencia mientras este viviera (Patria Potestad). Hasta los 7 años la madre se ocupaba de su educación, pero a partir de esa edad hasta los 14, iban a una escuela primaria donde se les enseñaba a leer, escribir y otras materias. Solo si la familia se lo podía permitir, el profesor podía ser contratado para instruirle en casa. Sobre los 16 años se consideraban mayores de edad e ingresaban en el cuerpo ciudadano con plenos derechos.

Luego están los clientes, aquellos ciudadanos libres que habían establecido una relación de apoyo y socorro mutuo con el pater familias, mejor situados social y/o económicamente. Estos pater familias reciben el nombre de patronos. El cliente debía de prestar sus servicios al patrono como podía ser el apoyo electoral e, incluso, militar y presentarle sus respetos todas las mañanas (salutatio). A cambio, el patrono le ayudaba en los pleitos y dificultades económicas. A finales de la República prácticamente todos los romanos eran clientes de otros romanos que a su vez lo eran de otros.

almatadema087
Esclavo romano. Fuente en: http://bit.ly/2ecQZDy

Y, por último, los esclavos. La esclavitud era algo normal en esos momentos. Uno llegaba a ser esclavo por haber sido derrotado en una guerra, por no hacer frente a sus deudas, por castigo legal o por ser hijo de esclavos. En Roma al menos tenían el derecho de poder comprar su libertad, para lo que ahorraban con el sueldo recibido por sus amos. Pero también podía ser manumitido por su dueño tras años de leales y buenos servicios. Estos pasaban a ser libertos, que se inscribían en el censo de ciudadanos e, incluso, adoptaban el nomen de su antiguo dueño, convirtiéndose en su cliente.

 

Webgrafía:

http://www.luduslitterarius.net/realia/La_familia_romana.html

http://www.historialago.com/leg_01031_lafamilia_01.htm