Taberna y cella

En las ciudades, las cotizaciones del suelo se incrementan conforme crece la población. Hay una gran especulación sobre un bien indispensable como es la vivienda. Esto provoca que los inquilinos se tengan que conformar con los alquileres más asequibles, lo que conlleva una reducción de seguridad, de paz y de confortabilidad.

Tabernae

Debemos de destacar las tabernae, establecimientos donde prevalece su función comercial, relacionados con la arquitectura doméstica privada. Pero debemos de hacer una distinción. Por un lado, podemos encontrar la taberna como una unidad constructiva propia, exenta o adosada a otra edificación. Eran más independientes. Y por otro lado, la podemos observar como un establecimiento dedicado a fines comerciales y productivos en bordes de unidades domésticas mayores, de modo que muchas veces se podían contemplar como un espacio más dentro del diseño de una domus. Las primeras solían dar cobijo a pequeños propietarios de clase trabajadora, como promotores de edificación. Mientras que las segundas eran más variadas. Unas veces estaban conectadas con el interior de la domus, habiendo una relación directa, teniendo, por ejemplo, como propietarios a panaderos o tintoreros que tienen un negocio próspero y se pueden permitir construirse una domus, pero también a aristócratas empresarios. En estos casos, el buen nivel de vida de los propietarios podía hacer que tuvieran un personal servil a cargo del negocio, dedicándose ellos a supervisar y seguir obteniendo beneficios. Aunque otras veces no estaban comunicadas con el interior de la domus, estaban aisladas, por lo que podían estar arrendados.

En muchas ocasiones estas tabernae podían incluir pergulae, es decir, espacios complementarios que servían a la vez como almacén y como lugar de descanso a los trabajadores de establecimientos comerciales o talleres que no tenían otro lugar donde dormir. Podíamos encontrar 3 soluciones: la más sencilla era en la que había un único espacio para todo, para dormir y trabajar; la segunda era incluyendo una trastienda, un espacio diferenciado, destinado al descanso; y, en tercer lugar, podíamos encontrar un altillo, al que se llegaba por una escaleras de madera y que creaba una especie de planta de baja altura e, incluso, podían formar balcones en el exterior. Además la pergula, en ocasiones, podía actuar a modo de entresuelo, de forma independiente, apto para local comercial.

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Taberna con altillo en Herculano. Al fondo del local comercial se habilitó una trastienda separada por la mampara de madera, sobre la cual se ubicaba el altillo para depósito de ánforas. Fuente en: http://bit.ly/2eJinI8

Eran espacios reducidos caracterizados por una falta de intimidad familiar; escaso mobiliario, los necesario para descansar, como las camas; higiene y ventilación escasos (sobre todo en trastiendas, altillos y entresuelos); y una convivencia con mercancías y otros productos muchas veces tóxicos.

Fuente web: https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=OPys7I4nTuk

Cellae

Por último hemos de destacar la cella. Ésta podía designar desde una mazmorra a una habitación para esclavos o prostitutas. Se trata de un espacio único próximo a la indigencia, que suele aparecer asociado a situaciones económicas apuradas en las referencias literarias. Daban cobijo a gentes en situaciones de dependencia y de pobreza. Podían ubicarse dentro de inmuebles siendo alquiladas, o incluso, servían para acoger encuentros amorosos. Algunos locales con apariencia de tabernae dentro de una construcción doméstica pudieron tener este uso.

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Una cella del Lupanar de Pompeya. Fuente en: http://bit.ly/2fdh3hl

Bibliografía

Fernández Vega, P.A. (1999): La casa romana, editorial Akal, Madrid, pág 419-430