La calle

Podemos encontrar un grupo social que no tiene apenas atenciones literarias y que no es otro que los mendigos. Estos son olvidados socialmente. Ni siquiera en las calles de peor reputación donde se encuentran las prostitutas y taberneros, y donde viven las clases más bajas, encuentran cobijo. Si hacía buen tiempo, dormían en escaleras de edificios públicos o en las propias aceras, ya que no podían ser expulsados de los lugares públicos, pero si no, debían de buscarse refugio debajo de los puentes, o en cementerios, lugares de titularidad sagrada, donde no podían ser perseguidos y donde cohabitaban con ladrones que tenían allí su guarida, ya que en esos lugares tenían garantías de impunidad en caso de delito. Además, en los cementerios, se podían encontrar con brujas o con perros hambrientos.

Los menestrosos encuentran su hogar en los puentes, el único techo carente de propietarios (Mart. 10, 5; Juv.4, 134).

[Fernández Vega, P.A. (1999): La casa romana, editorial Akal, Madrid, pág. 412, párrafo 3, línea 7]

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Una calle del barrio de Subura, el más pobre y conocido de Roma. Fuente en: http://bit.ly/2eAVGmc

Estos tienen que buscarse la vida mediante las caridades y de su propio ingenio. Se hacían pasar por vendedores de obras de arte, magos, encantadores de serpientes,… para poder sobrevivir en las calles.

Bibliografía:

Fernández Vega, P.A. (1999): La casa romana, editorial Akal, Madrid, pág 412-413