Los dormitorios
El dormitorio es el lugar más reservado e individualizado. Es el lugar donde se iba tras la comida para la siesta, y para dormir tras la cena. Pero, no todos podían contar con un gran dormitorio con un lecho cómodo, dependía de la condición social. Las clases más humildes, esclavos, e incluso los soldados en los campamentos, dormían en una especie de colchón de hierba y paja.
Cellae
Dentro de las viviendas humildes, ya os hablé de las cellae. Pueden ser viviendas muy precarias, de una estancia única, dedicadas esencialmente para dormir, puesto que las dimensiones no permiten mayor cosa. Pero este término también sirve para designar una habitación dentro de la casa, ya sea para almacenar provisiones o para dar cobijo a los esclavos durante la noche.
Cubiculum
Estas son habitaciones dentro de las viviendas más desahogadas. Según Vitruvio se orientaban al este para que entre la luz matinal, pero esta regla solo se lo podían permitir las casas más ricas. Además, también presentaban decoración pictórica y mosaicos.
Como anécdota, decir que en Pompeya y Herculano, en las viviendas más modestas, presentan un nicho en el muro, donde se colocaría la cabecera.
En las casas de las familias más acomodadas es común que el número de habitaciones sea mayor, puesto que también pueden acoger a libertos, inquilinos o, incluso, hay testimonios de que podían tener un uso estacional. Además, no hay un sector dentro de la casa destinado a agrupar todas las habitaciones, sino que se podían encontrar tanto alrededor del atrio, como del peristilo.
Antecámaras
Se trata de un pasillo, o incluso, una pequeña habitación, que estaba destinada a las ayuda de cámara, desde donde proporcionaban seguridad. Las funciones de estos esclavos también eran la de limpiar la habitación, y asear y vestir al dueño. No siempre los esclavos contaban con estas antecámaras, por lo que dormían en la puerta del dormitorio, atentos siempre a las peticiones y seguridad de su dueño. Claro está, no todos se podían permitir esto.
Zhotecae
Se trata de un aislamiento del lecho dentro de la propia habitación, mediante muros y cortinajes, para dar mayor intimidad, a modo de alcoba. Obviamente, es algo solo propio de los grandes dormitorios y de las clases más adineradas.
Bibliografía:
Fernández Vega, P.A. (1999): La casa romana, editorial Akal, Madrid, págs. 315-321